Este jueves fue especial. Llegué a clases unos minutos tarde y mis
algunos de mis compañeros ya estaban en el centro de sala con muchos diarios y
cintas adhesivas. ¿Con qué fin? No teníamos idea. Lo único que sabíamos era que
sólo algunos compañeros trabajarían hoy, los demás "observaríamos"...
lo que no es muy motivador que digamos. Pero en fin, la clase había
comenzado...
El título de esta entrada tiene una razón: la clase
de hoy fue espontánea, sorpresiva, interesante, motivadora, definitivamente
superó mis expectativas...
Como estaba contando, menos de la mitad de mis
compañeros estaban en un círculo en el centro de la sala. El profe explicó que
tendrían que hacer un objeto que representara a quienes eran fundamentales en
sus vidas, a quienes admiraban o le debían su razón de ser. El trabajo se
realizaba en unos 20 minutos y después debían compartir con el resto, por
qué motivos habían elegido tal y tal persona.
La clase transcurrió en silencio y pensé, reiteradas
veces en ella, que era algo que comúnmente, no se disfruta en una clase en el
colegio, ni menos en la universidad. La profes Erna siempre nos insta a
trabajar en silencio pero creo que no lo habíamos logrado... hasta ahora. ¿Cuán
beneficioso será trabajar en silencio para mí, o para la persona con quien esté
trabajando? Sin duda el silencio ayuda a reflexionar, a ordenar los
pensamientos y a recordar las motivaciones. Creo que será una buena opción para
mí en el futuro, sin duda también lo será para las personas que asistan a la
terapia con que los asistiré. Seguramente el momento que estén pasando
requerirá de mucha reflexión de por medio....
Pasaron los minutos y el profesor a cargo, Félix,
anunció que el tiempo había acabado. Todos debíamos acercarnos al círculo ahora
y una compañera al azar fue elegida para contarnos que había creado.
El profe Félix tuvo la intención de simular un
teatro: yo fui el público esta vez y ella ahora, en el centro de la sala
oscura, era la actriz. Cuando nos habló del teatro al inicio de la clase, nos
propuso que esta sesión fuese al "ESTILO GRIEGO", una verdadera
ceremonia donde las emociones debían primar. Y creo que la mayoría pudimos
sentirla.
Uno a uno, mis compañeros hablaron acerca de sus
abuelos, hermanos, hermanas, padres, cantantes, hombres que han marcado la
historia, Dios...
Con mucha confianza abrieron su mente y corazón para
contarnos cosas dolorosas, tristes, recuerdos muy alegres y entre lágrimas,
derramaron la emoción muchas veces reprimida. ¡Qué clase tan espontánea! si
hasta después pudimos comentar cómo nos habíamos sentido... Pensé mucho en la
conexión y los lazos que formábamos en esas instancias, a veces sin darnos
cuenta. Nos conocemos hace aproximadamente tres meses, todos tenemos un grupo
con el que más compartimos, gente más cercana que otra, pero la experiencia
vivida hoy rompió toda barrera, prejuicio, distancia. No sabía que estudiando
Terapia Ocupacional, era necesario que pasáramos primero por una terapia, una
verdadera terapia.
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